Esta época de frío me recuerda mucho a ti. Las tardes abrazados viendo la televisión, las noches de insomnio acurrucados en el sillón. Han pasado muchos años desde la última vez que te vi. En aquel tiempo no pensaba muy bien. Me encontraba infeliz buscando una razón para seguir. Con temor caminaba hacia un destino que no parecía ser el más adecuado pero en esos momentos era el mejor. Recuerdo que en un acto de valentía tomaste tus maletas y emprendiste tu propio viaje.
Conservo la mascota que adoptamos, de vez en cuando me pregunta por ti. En las noches frías de insomnio las horas en el reloj arañan mi conciencia, ¿Pude hacerlo mejor? Tal vez me faltó llevarte a más posadas, beber más ponche o no dejar la terapia. Ojalá nevara este año. Tendría el pretexto más dulce para llorar de nostalgia por mi ventana, esa que reparamos juntos en el departamento donde pudimos ser y nunca fuimos.
Espero que te encuentres bien, que hayas encontrado la paz que a mi lado no existió al final de nuestros días. Espero que tu alma me haya perdonado. La vida es breve, tómate un té cuando pienses en mí, respira profundo cuando sientas que la vida te asfixia y sé generosa tanto como puedas. Este mundo sigue siendo un campo de batalla donde los ángeles como tú pierden la fe en la humanidad, no seas parte de esa estadística.
Por mi parte puedo contarte que ya no soy el mismo; he dejado mis heridas atrás, en esos charcos de sangre crecieron flores que riego con lágrimas de risa y alegría. Nuestro pasado me ha servido como cimiento de mi propio presente. Sin ti he aprendido que hasta yo puedo perdonar. Sonrío cuando paso por el parque donde solíamos estar, esos árboles cómplices de nuestro romance poseen la sabiduría suficiente para darme un abrazo y entender mi soledad. Ellos me enseñaron que lo eterno no pertenece a nadie, que nuestras almas se unieron un día y nunca más se separaron, que el viento en otoño tira mis hojas para renacer en primavera, que aunque mis frutos no hayan sido los mejores, el próximo año habrá nuevas oportunidades y que amar es el acto más grande de valentía que hay.

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