Como es arriba es abajo. Es una frase concreta para poner en términos simples la esencia de este principio, siendo "arriba" cualquier plano sutil y "abajo" el plano físico o mas denso de la existencia.
Al conocer y hacer reflexión sobre éste principio, se van generando interrogantes en las creencias actuales y en las reglas de la sociedad en la que vivimos. Un ejemplo que me ayudó a entenderlo mejor es la posición de las mujeres en la sociedad en general. Si pensamos que aquí abajo existen hombres y mujeres por igual, ¿Por qué cuesta trabajo reconocer que además de un Dios existe una Diosa creadora? Mejor aún, si solo las mujeres y hembras en el reino animal son capaces de dar vida a través del parto, ¿En qué momento de la historia comenzó a creerse al hombre como único "Dios creador" despojando de esa labor sagrada a la mujer? Una mujer virgen y abnegada como madre de Dios no reconoce la totalidad de su divinidad porque limita su labor a llorar y rezar por los enfermos y débiles cuando el poder que tiene va mas allá de lo que plantean las religiones actuales. Si investigamos un poco, más de una civilización antigua tenía deidades masculinas y femeninas por igual, guardianes de diferentes aspectos de la existencia, sin mencionar que había una Diosa Madre, pero no era la única deidad femenina a quien reconocer.
Por otro lado, el principio de correspondencia nos dice que si nos conocemos a nosotros mismos podremos conocer el universo por completo, siendo nosotros una gota de agua que contiene lo mismo que el mar de la existencia. Nuestra interacción con todo lo que nos rodea es el reflejo de nuestro interior. Si existe un desorden en el lugar donde vivimos tambien lo hay en nuestra mente y pensamientos. Se habla mucho de la discriminación en México, pero no se menciona la autoimagen que tenemos, que sin querer darnos cuenta también discriminamos nuestras raíces por mucho tempo. Afortunadamente cada día tenemos una oportunidad para asear nuestra mente y abrazar nuestros orígenes.
Por último pero no menos importante, este principio ayuda a entender mejor la relación entre la mente, el espíritu y el cuerpo físico. Lo que sientes lo piensas para darle nombre, lo que piensas lo haces y al hacerlo se vuelve real. Procura tener paz en tu corazón porque si estás en paz con él, podrás estar en paz con los demás.

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