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lunes, 7 de junio de 2021

Carta I

Hola mi corazón, ha pasado el tiempo, parece que la vida solo te mandó para cambiar mi mundo y marcharte. Aún no entiendo cómo es que en un periodo tan breve alguien puede amar tan intensamente. He querido darle un nombre a lo que siento por ti pero no lo encuentro, no hay forma en la que racionalmente una palabra pueda englobar mi sentir, lo que si puedo hacer es definirlo con detalle.

Cuando pienso en ti deseo que la vida y el universo te proteja, que mi ser pueda cubrirte con un manto invisible de compasión y esa compasión pueda recorrer tu ser. Lo extraño es que con este sentimiento se esfuman las ganas de poseerte y no es por falta de belleza si no porque con el tiempo he comprendido que el amor más intenso es el que explota desde el corazón y no solo desde el deseo. Aunque debo reconocer que aquellos días en los que compartimos nuestros cuerpos me engancharon tanto como un libro al que le han arrancado el final; hipnotizado por el contenido y con muchas ganas de más.

Cuando me he sentido solo o derrotado me ha bastado con recordarte, tu presencia alegraba mis días. Con verte se me reiniciaba la vida. Hasta el día de hoy me pasa lo mismo, me da gusto verte realizando lo que algún día me contaste que harías.  

Hubo un tiempo en que me frustré por no tenerte, por no hablarte, por no acariciarte, y entonces le pedí a mi Yo superior, aquel ser en mi interior que guía mis pasos y me cuida siempre, que si pensarte podía matarme, prefería olvidarte que pasar mi vida esperándote, esperando un tren que no volvería a pasar porque la ruta que recorría ya no pasa por mi hogar. Entonces tuve sueños donde nacieron más preguntas que respuestas. Pensé que eras un capricho en mi mente y decidí sacarte de ella, pero tú lugar estaba dentro de mi corazón, donde habitan mis personas favoritas, donde los amores del pasado viven en un eterno presente, donde no importa si nos alejamos o nos perdimos, porque ahí en el corazón solo habita el amor y la verdad, sin egos ni fantasmas, sin ataduras ni venganzas, solo amor, del que se siente cuando miras a alguien a los ojos y puede hacer que la paz te invada, que recuperes la fe y busques ser la mejor versión de ti, me di cuenta que las personas que cambian tu vida no desaparecen jamás, permanecen ahí, están para ti dentro de esa bomba que no deja de latir.

Cuando tuve mil excusas para hacer las cosas mal fuiste la única razón para retomar el camino del bien. Tu llegada iluminó mi vida y tu partida me dio un propósito. Me gustaría decirte que esto cambiará algún día, que te olvidaré y dejaré de soñarte, que mis pensamientos dejarán de ir a ti cuando me sienta triste, que encontraré tu calor en otra alma, pero no lo sé, no me interesa por ahora, no me quedan ganas de amar a otra mujer porque cuando el corazón elige ni siquiera los dioses pueden hacernos cambiar de parecer.

Para mí, la castidad no es la ausencia de sexo o la abstinencia de deseo carnal, para mí la castidad es cuando tu cuerpo y tu alma se encuentran en el mismo lugar y por ahora en mi caso ambos desean estar donde tú estás.

 

              


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Me apasiona escribir y compartir mis emociones y pensamientos con los demás, pienso que eso enriquece mi propio aprendizaje, soy alguien con una mente curiosa y tenaz.