Visitas de la última semana a la página

martes, 15 de febrero de 2022

Trágico San Valentín.

Siento que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pude dormir tranquilo. Lo último que recuerdo es la cena que pase con mi novia en San Valentín.


Quise sorprenderla invitándola a cenar y al cine, mi mayor anhelo era que ella disfrutara tanto ese día como yo. No sabía conducir pero le pedí prestado el auto a mi papá que después de mucho rogarle y un curso intensivo de manejo me lo prestó a cambio de buenas notas en la escuela, él sabía que yo haría lo que fuera por impresionarla.


Recuerdo perfectamente la ropa que ella usaba, lucía tan hermosa que apenas me sentía digno de su amor. Usaba un vestido rojo con escote pronunciado que me permitía ver el espacio de su corazón en su piel, zapatillas rojas del mismo tono de sus labios. Se tomó el tiempo de alaciar su cabello. Cuando la vi salir de su casa en dirección al auto me quedé sin aliento. Yo renté un smoking barato porque lo invertí todo en el anillo de compromiso que iba a darle esa noche. Debí evitar beber tanto alcohol como me lo recomendó su mamá.


Fue la emoción del "si", la idea de pasar el resto de mis días junto a ella lo que me hizo perder el control en la quinta copa de vino. Estaba emocionadísima, no notó las señales de peligro al salir del cine. Verme tambalear al caminar y hacer bromas sobre sus padres hacían evidente mi estado de ebriedad. En mi defensa, el auto de mi padre era un clásico deportivo color vino tan intenso como la sangre que se derramó ese día. Íbamos sobre la autopista con la música y la velocidad a tope. Nos fugaríamos, la euforia era infinita.


Recuerdo voltear a ver a mi novia, puedo ver el brillo en sus ojos y la sonrisa que me decía sin palabras que me amaba mucho, yo me perdí en su expresión. No sé de dónde salió ese tráiler, no sé quién de los dos iba más intoxicado.


De pronto todo se apagó...
Despierto en mi cama exaltado, con la ropa manchada de sangre y el rostro destrozado. Busco a mi madre por toda la casa pero ahora vive otra familia, aquí nadie me nota ni puede escucharme, la impotencia de no saber lo que sucede me consume y arrojo cosas por todas partes. Los residentes se vuelven locos por los ruidos, puedo sentir su frustración y solo entonces salgo corriendo al domicilio de mi novia para contarle lo sucedido.


Toco el timbre y nadie me abre, así que decido atravesar la puerta de coraje. Busco sin cesar al amor de mi vida. Ella descansa sobre su cama, tiene aparatos y tubos a su alrededor. Su familia la rodea y llora a su lado. Grito desesperadamente pero como sucede estos últimos días, nadie me nota. Su cuerpo sigue recostado. Estoy muy confundido y tengo miedo, hay algo que no había notado; ¿Cómo puedo llegar tan rápido a todos lados? ¿Por qué nadie me nota cuando paso cerca? Hay una verdad que no he querido ver. Mi alma ha estado vagando por los lugares que solía recorrer, a partir de hoy mi novia me acompaña. Ese día de San Valentín morí en un accidente cuando el tráiler impactó el auto de mi padre. Al menos algo pude cumplir, pasar el resto de mis días con mi amada en nuestro nuevo hogar a un lado de la carretera.



martes, 8 de febrero de 2022

Búsqueda de visión.

Emprenderé un viaje, será largo y tal vez cuando vuelva no seré el mismo. No hagas mi maleta, todo lo que necesito cabe en mi mochila y el peso extra va en la bolsita junto al corazón. He tenido miedo de andar pero si no lo hago no viviré en paz. Recogeré los juguetes que había en mi niñez, regados por el cuarto donde crecí. Tal vez los done a algún niño que vea infeliz. Encontré la foto de mi abuelito mientras escombraba mi cuarto, ese viejo siempre tuvo una sonrisa para mí. Esta foto si la voy a necesitar.

Iré a un lugar, en una montaña de México, iré a un bosque recóndito, iré morir y nacer. Por favor no me esperes para comer ni cenar. A donde iré necesito ayunar. Armado con mi tambor, iré en búsqueda de una visión. Algo de sabiduría para mi pueblo, algo de amor puro para el corazón. Armado con los cantos que se me enseñaron, tiemblo de miedo cuando me pongo a pensarlo. Pero mi alma le pertenece al bosque, al pasto y a la tierra, a las aves y las arañas, a las flores y a las aguas. Mi cuerpo es de este mundo y mi espíritu es de la montaña.

¿Por qué lo hago? ¿Por qué arriesgo mi vida de tal manera? De pequeño he soñado con tener casas y carros y comer manjares y viajar lejos. En mi adolescencia solo quería divertirme y disfrutar, ver la vida pasar. Hoy he viajado, me he divertido y he disfrutado. He pensado en lo mucho que le debo a la naturaleza por cada día que me ha dado de comer, cada pollo, huevo o queso que he comido, cada espinaca, lechuga o aguacate en mi mesa. Por el pulque, el cacao y el copal. Por cada momento de amor cuando compartía el pan con mi familia, cuando mataba el hambre a frijolazos, hábitos que no se me quitan. Cuando me deleité con unos tacos y cuando apenas tenia para sopa instantánea. Me di cuenta que la comida, sea cual fuere viene de esta tierra y mi viaje, entre otras cosas, es para agradecerle a la Madre naturaleza. Volveré pronto estoy seguro, reza por mí a principios de Abril y recuerda siempre agradecer porque estamos aquí.



martes, 1 de febrero de 2022

Aire

El aire en el planeta es idóneo para ser respirado por los seres vivos que lo habitan, tambien es fundamental para las plantas ya que resulta un vehículo adecuado para la transformación de oxígeno a CO2 y viceversa. Es un elemento sagrado que habita nuestro interior y nos ayuda a interactuar con el exterior. 

Es fácil de contaminar, solo hace falta usar un vehículo que funcione con hidrocarburos para que los remanentes del combustible sean liberados al aire que respiramos. Por otro lado, ¿El humo de copal también contamina? el copal resulta ser de vital importancia a la hora de rezar, tanto que en algunas iglesias también se utiliza, aunque en mi muy particular punto de vista no se le da el lugar que el copal merece. Si cada cosa en el planeta posee un espíritu entonces el copal es el sacerdote que purifica y consagra los lugares donde se hace presente ya sea en una misa, una limpia o una sesión de terapia alternativa mezclando su pureza con el aire que lo rodea. De esta forma podemos entender que así como podemos menospreciar tambien podemos enaltecer el aire.

En los momentos de meditación, cuando decidimos darnos un espacio para volver a nosotros, para relajarnos y darle paz a nuestra mente, la respiración se vuelve el centro de atención, sin pensamientos, sin juicios, sin interrupciones. Recordemos que respirar es incluso una acción que el cuerpo humano ha aprendido a hacer aún cuando no tengamos conciencia de ello. Se respira para sobrevivir. También bebemos agua y comemos, pero la respiración es algo que comenzamos a hacer tan pronto salimos del vientre de la madre hasta que morimos. 

Existen tantas formas de respirar, todas en función de lo que deseemos hacer con nuestra voz, nuestros pulmones o con el aire que ingresa a nosotros. Desde cantar, gritar, bostezar, reir, besar, en fin. Hoy solo te hablaré de dos formas que disfruto mucho y que a mi parecer honran de forma correcta al elemento aire. La primera es una respiración profunda, con intervalos de 3 a 5 segundos entre inhalación, reposo, exhalación y reposo. Aprendí a hacerla para relajarme antes de meditar, después comencé a hacerla en el transporte público y ahora, como si mi vida dependiera de ello, busco hacerla la mayor parte del día. Es un ejercicio que me mantiene enfocado en el presente, te lo recomiendo ampliamente. 

La otra forma es la que se utiliza para hacer sonar el atecocolli; un caracol marino que está presente en rituales, ceremonias y altares prehispánicos para representar al elemento aire por su sonido o al agua por su origen. Algunos difieren sobre el elemento que representa pero es importante reconocer la tradición y saber que mi verdad no es la verdad de todos, mientras los elementos sean honrados y se haga con el máximo respeto. Para que el caracol suene debes inflar tu estómago de aire y dejarlo pasar por tu esófago hasta la boca, puedes soplar con todas tus fuerzas y aún así no podrías hacer que sonara, el atecocolli necesita la energía de tu plexo solar, firme y constante. Al tocarlo puedo sentir la vibración del caracol por mi estómago recorriendo mi cuerpo. Cuando suena por varios segundos tengo la sensación de que mi alma resuena a través de él.



Hombre de campo

Este es un homenaje para los hombres que tuvieron que ahogar sus tristezas en los lugares que estaban permitidos, cuando ir a terapia no era...

Acerca de mí

Mi foto
Me apasiona escribir y compartir mis emociones y pensamientos con los demás, pienso que eso enriquece mi propio aprendizaje, soy alguien con una mente curiosa y tenaz.